LA NACIÓN I SÁBADO 7 DE SEPTIEMBRE DE 2013
COMUMDAD I 7
Carla Melicci
PARA LA NACIÓN
Los voluntarios
que se dedican a los cuidados paliativos -aquellos que surgen cuando la medicina ya nada puede hacer- llevan alegría, paz y cariño a los pacientes
con enfermedades avanzadas o terminales
Ellos ayudan, acompañan, comprenden, es
tán presentes y tienen la capacidad de po
nerse en el lugar del otro, de ese ser que está
transitando un momento difícil en su vida.
Pero, por sobre todo, podemos decir que tie
nen un don en común: saber escuchar^
tán presentes y tienen la capacidad de po
nerse en el lugar del otro, de ese ser que está
transitando un momento difícil en su vida.
Pero, por sobre todo, podemos decir que tie
nen un don en común: saber escuchar^
No son superhéroes. Son seres humanos,voluntarios, que decidieron aportar su granito de arena en la sociedad para mejorar la calidad de vida de personas que padecen enfermedades avanzadas cuando la medicina no encuentra una solución, a través de los cuidados paliativos.
A sus 47 años, Alejandra Ciappeta cuenta con una gran sonrisa que es feliz, porque eligió
conformar desde hace tres años, el voluntariado
de la Unidad de cuidados paliativos del
hospital Dr. Enrique Tornú de la ciudad de
Buenos Aires.
"¿Por qué? Quise agradecer, devolver de alguna forma la atención que tuvo todo el equipo de trabajo interdisciplinario de la unidad con mi abuela, que falleció en 2006. Ella se fue dignamente, que era mi objetivo, y al poco tiempo tomé el curso de preparación para
ser voluntaria", dice Alejandra.
Así reparte su tiempo entre los pacientes y sus familiares, el hospital y las tareas de su hogar. "Siempre buscamos una excusa para
acercarnos, ya sea por medio de un café, de un tecito, de una actividad o de
los taller recreativos de pintura, de arte
con papel, entre otros. Este es un espacio para
compartir y acompañar desde el corazón, que
sepan que no están solos en este
tránsito", remarca la voluntaria.
En el caso de Alicia Carbajal, como fisio-terapeuta
parecía no poder encontrar lo que ella
llama su misión en la vida. "Tenía mucha inquietud por hacer algo por el otro, pero no sabía qué y en un retiro espiritual conocí a dos personas que tenía el sueño de formar un hospice para atender a seres que necesitaban de los cuidados paliativos", relata
Alicia.
Más de cuatros años pasaron de aquel día. Hoy Carbajal es voluntaria y coordina el área de la casa del Hospice Buen Samarita-no, en Pilar, provincia de Buenos Aires. "Somos como un hogar de amor -asevera Alicia- donde compartimos mucho tiempo con nuestros huéspedes -para nosotros no son Seres queridos.
Nexo de amor
Alejandro Lissa asegura haber vivido cosas maravillosas en más de nueve años de voluntariado en la asociación Pallium Latinoamérica,
y por sobre todo aprender de cada persona.
"Lo que pasa es que el voluntario, en
general, pasa más tiempo con el paciente
que el propio médico. Por eso muchas veces
actuamos como nexo entre el paciente y el equipo
interdisciplinario -explica Lissa, radiólogo de profesión y coordinador del voluntariado-. Se genera una relación más íntima: te cuentan sus historias, sus sueños incumplidos; por ejemplo, querer encontrarse con algún ser querido que no ven hace años. Y si está dentro de nuestras
posibilidades mediamos para cumplirlo, lo gestionamos."
La idea -recalcan
los voluntarios en cui-Dar sin esperar nada a cambio.Que uno pueda, ya sea con pequeños gestos como acomodar una almohada, dar un vaso de agua, abrazarlos. Simplemente estar.
El ser voluntario
implica
poner un oído
cordial
|
"En estos casos brindar una asistencia
personalizada es necesario, porque cada ser es único. No podemos hablar de enfermedades, sino de personas que padecen una enfermedad. De ahí que la
evolución del estado de salud y las respuestas
emocionales y físicas varían según cada uno", afirma Laura Aresca, presidenta de la Fundación Paliar.
"Nosotros
decimos que llegan pacientes, se transforman en
huéspedes y se van seres queridos
-resume Marcela Specos, voluntaria en el
Hospice Buen Samaritano-. Es el huésped quien te elige: se da con vos al diálogo y uno tiene que estar preparado para responderle."
En este sentido, la
presidenta de la Fundación Paliar explica
que no es necesario tener conocimientos médicos si lo que se desea es hacer un trabajo voluntario, pero sí se requiere cierto grado de preparación.
"La buena voluntad sola no alcanza -sostiene Aresca-. En primer lugar porque el voluntario debe saber cómo manejarse con personas con enfermedades graves, para evitar hacer o decir cosas que puedan generar sufrimiento y, en segundo lugar, para el autocuidado. Cuando se trabaja en cuidados
paliativos sabemos que existe la posibilidad de que los pacientes mueran más que en otras disciplinas, y si no tenemos medianámente trabajada nuestra propia muerte es difícil que podamos ayudar a otros."
Por eso, los voluntarios que se dedican a este tipo de cuidados cuentan con reuniones grupales, como un espacio de contención emocional para sostenerse unos a otros. "Son talleres de reflexión que realizamos con todo el equipo, para cuidarnos entre todos,
como una forma de prevención", destaca
Alejandra.
Como parte de
Pallium, Julio Erran dice que cualquier
persona que tenga corazón, voluntad y oído
puede ser voluntario en este tipo de
atenciones y cuidados que se le brinda
tanto al paciente como a la familia. De estos
seis años de acompañamiento recuerda la fortaleza de vida de Marta y la mirada de Laura diciéndole gracias, ambas pacientes de la asociación.
"Me movilizó este dolor intenso por la pérdida de mi hija de 29 años, que fue atenida por el equipo de Pallium.
Hasta ese momento no tenía idea qué eran
los cuidados paliativos -recuerda Julio-.
Fueron tiempos de aprendizaje continuo,
de darme cuenta de que los seres humanos somos
frágiles."
Tras ser paciente de duelo, Julio quiso devolver de alguna forma los cuidados que habían
tenido para con su familia y decidió ponerse al servicio de los pacientes en Pallium, tarea que forma parte de él y de todo su entorno. "El ser voluntario implica poner un oído cordial antes que hablar tanto. Para mí esto no es una carga, siempre hay tiempo -dice Julio- Todos los días me llevo algo, me hace crecer como ser humano, como ver lo afortunado que uno es día a día."
Alicia, al igual que el resto de los voluntarios, también aprendió a no postergar para mañana lo que se pueda hacer hoy. "Miriam fue una de las huéspedes que marcó mi camino. Compartíamos largas charlas, las dos teníamos tres hijos y la misma edad, me fue fácil comprenderla. Me quedó grabada su fortaleza, ante tanto dolor ella siempre era una mamá muy presente con sus hijos", cuenta la voluntaria.
Por su parte, Marcela recuerda el legado que Ricardo dejó en ella. "Parte de mi trabajo también es salir con enfermeras a recorrer hospitales públicos en busca de personas que necesiten de los cuidados paliativos. En una de esas salidas conocí a Ricardo, que nos pidió por favor ir al hospice, que no lo dejáramos solo ahí -dice la voluntaria-. Ricardo estuvo sólo 10 días con nosotros, pero me dejó una mandato, me dijo: Ya estoy bien, ahora usted salgay tráigalos a todos que hay un montón de gente como yo, Qué grandeza, ¿no? Ante su situación, pedir por los demás", añade Marcela.
Y Aresca concluye: "Deberíamos comenzar a amigarnos con la muerte y hacer de ella una maestra: sólo si aprendemos a morir, aprenderemos a vivir. Haciendo nuestras vidas plenas y disfrutando de las pequeñas cosas que, en definitiva, son las que construyen lo cotidiano. Es así entonces que tampoco nuestro trabajo es algo excepcional, sino que es parte de la vida". •
LAURA ARESCA
PRESIDENTA DE LA FUNDACIÓN PALIAR
"Deberíamos comenzara amigarnos con la muerte y hacer de ella una maestra: sólo si aprendemos a morir, aprenderemos a vivir"
MARCELA SPECOS
VOLUNTARIA EN EL HOSPICE BUEN SAMARITANO
"Nosotros decimos que llegan pacientes, se transforman en huéspedes y se van seres queridos"
Para saber mas
• FEMEBA
paliativo-femeba.org
• Fundación Paliar
www.fundacionpaliar.org.ar
• Pallium
wwW.pallium.org.ar
• Hospice BuenSamaritano
buensamaritano.org.ar
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